sábado, 3 de junio de 2023

El ser humano: Entre el individuo y el ser social.

 “Yo ya no peleo por nadie más que por mí mismo. Yo soy la única causa que me interesa ayudar” 

(Rick Blaine, personaje de Casablanca).


En 1949 se estrenó la película “El manantial” protagonizada por Gary Cooper. El film se basaba en la novela homónima de la escritora Ayn Rand (1943), y propuso un tema polémico para esa época, en la relación individuo y sociedad, el primero debe liberarse de toda atadura colectiva y desarrollar a su máximo potencial, inclusive si desde el grupo hay quienes buscan ajustar la particularidad. Una propuesta egoísta que se convirtió en corriente filosófica: El egoísmo racional.  La autora pone en la boca del protagonista un speech donde no se inhibe nada, por lo bajo la creatividad no se atiene a ningún piso social, o sea las fuerzas creativas de los individuos deben ser desatadas y no deben ser obstaculizadas por requerimientos colectivos.  Una verdadera profecía del neoliberalismo, el sueño anticomunista de su autora. Demos voz a Howard Roark con su defensa del egoísmo:


Ningún creador estuvo impulsado por el deseo de servir a sus hermanos, porque sus hermanos rechazaron siempre el regalo que les ofrecía, ya que ese regalo destruía la rutina perezosa de sus vidas. Su único móvil fue su verdad. Su propia verdad y su propio trabajo para concretarla a su manera: una sinfonía, un libro, una máquina, una filosofía, un aeroplano o un edificio; eso era su meta y su vida. No aquellos que escuchaban, leían, trabajaban, creían, volaban o habitaban lo que él realizaba. La creación, no sus usuarios. La creación, no los beneficios que otros recibían de ella. La creación que daba forma a su verdad. Él sostuvo su verdad por encima de todo y contra todos. (Ayn Rand)


El neoliberalismo y sus relaciones socioeconómicas aparta al ser humano de su contexto social y acrecenta la brecha entre individuo con otros individuos.  No olvidemos la cita a una entrevista de Margaret Thatcher donde llegó a decir “la sociedad no existe”.  El ultraliberalismo basado en el individualismo.


Un distinguido converso de la izquierda como es Antonio Escohotado asegura que “al elegir la libertad, Occidente se buscó un enemigo que iba a aparecer recurrentemente (...) ahora puedo entender mejor qué es Occidente, qué es mi cultura y ese diálogo entre libertad y seguridad”.  El argumento de Escohotado parte de un reduccionismo entre la libertad individual y la seguridad que ofrece el colectivo, por lo demás un falso dilema como analizaremos en breve.


En el cambio del milenio, el hombre contemporáneo es un ser sin vínculos nos dice Zygmunt Bauman y con ello daba inicio a explicar cómo se han transformado las relaciones humanas en este cambio del siglo XX al XXI.  Es que el “retiro” del hombre hacia el abrigo del individualismo, le resta desarrollo hacia los otros, o sea el vínculo social, y claro le aporta a construir una impresionante profundidad en su “yo” (self).  Sin embargo, esto no ocurre de la nada, son las transformaciones sociales las que generan nuevos contextos.  

En parte, esos cambios se explican en el macroproceso llamado Modernidad, donde el abandono de las tradiciones (o sea lo colectivo) y la proyección de la confianza en la ciencia y la técnica van dando paso a comunidades cada vez más antropocéntricas (con una mayor valorización al individuo).   Una nueva modernidad (llamada a veces posmodernidad, segunda modernidad, sociedad del riesgo, postindustiralismo, etc.) que se despliega a partir de la anterior ha sido vivenciada en las últimas décadas avanzando desde la relevancia del individuo hasta el hiperindividualismo.  Nuestros contemporáneos juguetes electrónicos (computadores, tablets, consolas de videojuegos y celulares) fomentan ese “estar autocentrados".

Sin embargo, no podemos creer que eso es lo propio del ser humano y contra el argumento individualista solemos  encontrar en la cultura múltiples ejemplos donde se busca fundamentar la potencia de las relaciones sociales y lo vital del colectivo.


Ningún hombre es una isla

por sí mismo.

Cada hombre es una pieza de un continente,

una parte del todo.

Si el mar se lleva una porción de tierra,

toda Europa queda disminuida,

como si fuera un promontorio,

o la casa de uno de tus amigos,

o la tuya propia.

(John Donne, No man is an island)


Ojo entonces,  con la abstracción conceptual (y con la aplicación de los respectivos idealismos) no hay persona humana sin sociedad, somos -como lo dice Aristoteles- un animal social.  Lo demás, como lo dice Marx, son Robinsonadas.

Individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos socialmente determinada: éste es naturalmente el punto de partida. El cazador o el pescador solos y aislados, con los que comienzan Smith y Ricardo, pertenecen a las imaginaciones desprovistas de fantasía que produjeron las robinsonadas dieciochescas, las cuales a diferencia de lo que creen los historiadores de la civilización, en modo alguno expresan una simple reacción contra un exceso de refinamiento y un retorno a una malentendida vida natural (Marx, 2013).


Los ejemplos de la historia, la cultura, la psicología y la sociología contradicen el discurso del arquitecto y protagonista de El manantial.  Múltiples pensadores como George Herbert Mead, Charles Horton Cooley o Herbert Blumer dan importancia a como lo social se introyecta en el self y como para dar vida a un sujeto autoconsciente es necesario esta dinámica relacional con la familia, el vecindario, la escuela, etc.  El concepto del “Otro generalizado” de Mead da cuenta de aquello.


La comunidad o grupo social organizados que proporciona al individuo su unidad de persona pueden ser llamados “el otro generalizado”.  La actitud del otro generalizado es la actitud de toda la comunidad.  Así, por ejemplo, en el caso de un grupo social como el de un equipo de pelota, el equipo es el otro generalizado, en la medida en que interviene -como proceso organizado o actividad social- en la experiencia de cualquiera de los miembros individuales de él.( G. H. Mead, 1981)


Sabemos además de algunos casos donde los niños han crecido separados de su entorno social, un ejemplo es  “L'Enfant sauvage”, el niño salvaje.  Un caso estudiado fue el de Víctor de Aveyron y que fue encontrado en 1797 merodeando por los bosques de Toulouse en Francia.  Al parecer no había tenido contacto con otros humanos durante años y en cambio se había desenvuelto en el marco de la naturaleza, lo suficientemente bien como para sobrevivir.  Al llevarlo a París, fue objeto de estudio de diferentes científicos, quienes impresionados por la situación quedaron con diversas preguntas sobre ¿qué es un ser humano? ¿Cómo se da el desarrollo del individuo, por herencia o experiencia? ¿o, como se alcanza el habla, o el comportamiento adulto?  Si bien esas preguntas no tienen respuestas fáciles y tampoco definitivas, estos casos extremos permitieron conocer los límites a la socialización.  La falta de presencia de adultos humanos que desarrollarán una crianza limitaron sus posibilidades para convertirse en un humano en forma plena.

El niño fue sometido a un minucioso examen médico en el que no se encontró ninguna anormalidad importante. Cuando se le puso delante de un espejo parece que vio su imagen sin reconocerse a sí mismo. En una ocasión trató de alcanzar a través del espejo una patata que había visto reflejada en él (de hecho, la patata la sostenía alguien detrás de su cabeza). Después de varios intentos, y sin volver la cabeza, cogió la patata por encima de su hombro. (Giddens, 2000)


Podemos observar entonces que la relación entre individuo y sociedad (I – S), es una relación dialéctica y dinámica que relaciona al primero con el segundo a través de la socialización.  Es la entrega de las normas sociales más básicas que permiten la existencia de la persona humana.  Sin la experiencia de lo social, como vimos con los “niños salvajes” no hay un desarrollo pleno del Self.  


Y como la socialización es parte de nuestras vidas, no solo de la infancia, entonces lo social está permanentemente siendo incorporado al yo.  Por otra parte, como seres portadores de cultura también vamos nutriendo esa relación al construir cultura.  La reproducción cultural de un grupo, comunidad o sociedad nunca es idéntica para la siguiente generación, pues se va innovando, se va creando.  Podemos graficar esa relación entre I - S como una cinta de moebio lo que muestra este movimiento permanente, vinculandolos  en un fluir bidireccional.




Por último, es la acción social la que lleva al sujeto a salir de sus abstracciones particulares y lo sitúa en el plano societal como un sujeto, dado que la acción implica trascender desde la posibilidad/ potencia (mera abstracción) y pasar a movimiento, a actividad.  En la versión de Max Weber: “la acción social es una acción en donde el sentido mentado por un sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo” (Weber, 1969).

O sea, en nuestra vida diaria -incluso comprendiendo nuestro favoritismo generalizado hacia lo individual- nuestro quehacer es impulsado por motivos orientados hacia el otro/s.  Entendiendo la debilidad de los proyectos colectivos, también debemos entender que hoy más que nunca para que sea posible un futuro positivo para la humanidad debe haber nuevos contratos sociales que permitan el desarrollo de un justo medio entre el individuo y la sociedad.  Si para Aristóteles la virtud consistía en encontrar el justo medio entre extremos que identificaba con los vicios, estamos “condenados” a encontrar el equilibro entre los extremos I-S. Dicho equilibrio es imposible imaginarlo como algo estático, sino como un equilibrio dinámico y a veces inestable, pero que permanentemente lucha por la estabilidad. Si hemos de ser virtuosos entonces nuestros esfuerzos deberán estar en la búsqueda de ese justo medio o equilibrio.



miércoles, 10 de mayo de 2023

Aceleracionismo. Materiales audiovisuales para el estudio.

    "Todo lo sólido se desvanece en el aire" (Marx y Engels)

    

El aceleracionismo es una corriente de pensamiento filosófico y político que aboga por acelerar el proceso del capitalismo y la tecnología para alcanzar una nueva era post-capitalista, basada en la automatización, la inteligencia artificial y la eliminación del trabajo humano. Fundamenta su postura en la creencia de que el sistema capitalista actual no puede ser reformado, por lo que es necesario acelerar su colapso para avanzar hacia una sociedad más avanzada y justa.  

    Según Avanessian y Reis "el aceleracionismo es una herejía política; la insistencia en que la única respuesta política radical al capitalismo no es protestar, agitar, criticar, ni tampoco esperar su colapso en manos de sus propias contradicciones, sino acelerar sus tendencias al desarraigo, alienantes, descodificantes, abstractivas".

    Los orígenes de esta premisa se pueden encontrar por ejemplo en Marx y Engels en sus escritos de juventud como el "Manifiesto comunista". Por ej: "las viejas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente.  Son suplantadas por nuevas industrias, cuya instauración se convierte en un problema vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas del país, sino materias primas venidas de las más lejanas regiones del mundo".

    Nick Land es un filósofo británico que ha sido asociado con el aceleracionismo debido a sus escritos sobre el capitalismo y las nuevas tecnologías. Land ha sido identificado como uno de los exponentes más influyentes del aceleracionismo, aunque ha evolucionado hacia posiciones políticas más extremas en años recientes y se ha alejado del movimiento en sí, sin embargo, nos quedan sus textos herejes.  Un primer ejemplo: "El capitalismo continúa acelerando, aun cuando ya ha producido novedades más allá de toda imaginación humana previa. ¿Qué es la imaginación humana despúes de todo?". Y un segundo, "El capitalismo, en contraste, no tiene límite externo, ha consumido vida e inteligencia biológica para crear una nueva vida y un nuevo plano de inteligencia, dilatando más allá de la anticipación humana" Nick Land, Crítica del Miserabilismo trascendental).



    El pensamiento de derecha y el aceleracionismo se han relacionado debido a la idea de que la fuerza del mercado y el capitalismo pueden ser aprovechados para acelerar la evolución de la tecnología y llegar a la post-humanidad. Sin embargo, muchos de los defensores del aceleracionismo han rechazado explícitamente cualquier conexión con la derecha política, y han argumentado que la filosofía se basa en una crítica del capitalismo y busca una alternativa post-capitalista.

    Para ampliar el punto de vista personal, le dejo algunos materiales audiovisuales al respecto son:

* La fonda filosofica

* La travesía ¿Qué es el aceleracionismo?

* La travesía. Nick Land.

* Café Kyoto. Acelerar...

* Ernestro Castro. ¿Qué es el aceleracionismo?

* Fernando Castro. Nick Land





 

lunes, 1 de mayo de 2023

Tiempo Social y Aceleración.

 A lo largo de gran parte de la historia de las sociedades humanas, el tiempo social se ha ordenado a partir de los ciclos basados en la naturaleza y la cultura.  Eso llevó por ejemplo a las sociedades agrarias a ordenar el tiempo a partir de los ciclos propios de la producción (preparación de la tierra, siembra, cuidados de la planta, cosecha, etc.). Con el correr de los siglos, sin embargo, y el cambio del modo de producción dominante por el capitalismo, se produjo una transformación radical en la forma en que se percibe el tiempo y se utiliza para producir las distintas mercancías.


En las sociedades capitalistas occidentales, el tiempo ha pasado a ser considerado como un recurso limitado y valioso (“time is money”), estrechamente unidos a la productividad y al logro de metas economicistas. En última instancia, todo se evalúa en términos de tiempo productivo: la duración de una jornada de trabajo, el tiempo de venta de las mercancías y el tiempo que se tarda en alcanzar los planes de un negocio en particular.


Esta comprensión instrumental del problema social del tiempo ha generado múltiples conflictos sociales y laborales (parte de las luchas sociales del siglo 19 y 20 fueron la regulación de la jornada laboral y el descanso dominical), ya que ha llevado a una cultura de la prisa (Estilo de Vida instantánea) y la búsqueda de una eficiencia extrema, donde el ocio y el entretenimiento es considerado un lujo y no un derecho (Es digno de ver “con tiempo”, la película “Timeless”).  De la “temporada” en Estados Unidos, Theodor Adorno sacó diversas lecciones, más bien pesimistas sobre el tiempo libre y sus usos en las sociedades capitalistas.




La presión para producir más en lapsos de tiempo menores ha implicado una serie de problemáticas asociadas a la salud mental: patologías sociales como el estrés, el burnout, la ansiedad y la depresión. Además, la mayoría de los trabajadores tienen aún hoy una carga laboral excesiva para su jornada, lo que les impide dedicar tiempo a sus familias, amigos, hobbies y actividades que les brinden satisfacción personal. En contextos muy distintos a los que atribuiríamos el imperativo de la aceleración, como es el arte, también llega y produce sus efectos.


“Pensar el arte, investigar en arte, buscar una manera de practicarlo y frecuentarlo, es una apuesta por la posibilidad de no caer en las lógicas de desviación que la aceleración capitalista nos impone, se trate a la vez de el consumo voraz sin digestión, o de la promoción sin afectos, que hace del ya conocido, de lo confortante, una plusvalía que complace la debilidad del pensamiento” (Sara Baranzoni, Larga vida al arte).


En este contexto, la lógica del “tiempo eficiente" ha penetrado todas las dimensiones de la vida social y ha generado una cultura del consumo acelerado, donde todo está disponible en forma inmediata y  la espera es percibida como algo muy desagradable, lo cual conlleva además impaciencia, ansiedad y frustración. Esta visión ha llevado a la creación de fenómenos como la comida rápida (fast food), las compras on-line con entrega al día siguiente y el entretenimiento en línea 24/7 (Netflix y los diversos streaming de ese tipo), generando una hiperestimulación permanente y una adicción al ritmo acelerado de la vida moderna (workaholic y dependencia a diversas drogas).


Para construir una sociedad más equitativa, pero especialmente sostenible, es fundamental repensar críticamente la manera en que entendemos el tiempo social y su relación con los procesos productivos. Se necesita una nueva cultura de la temporalidad, que priorice la calidad sobre la cantidad del tiempo dedicado a la producción, y que permita una mejor distribución entre trabajo, hogar y ocio. Solo así, podremos construir una sociedad más justa, feliz y saludable para todos los seres humanos.


viernes, 28 de abril de 2023

Gramsci: "El mundo es como es, pero también puede ser de otra manera".

    Hoy es 27 de abril y hoy se conmemora un año más de la muerte del pensador italiano Antonio Gramsci, cuyas ideas calaron muy profundo en pensamiento político del siglo XX y por cierto produjo movimiento al interior de la corriente marxista.  En el contexto actual, la llegada de los distintos movimientos sociales del cambio de siglo, entre ellos los "antiglobalización", significaron una relectura de sus ideas.

    En lo personal, conocí el pensamiento de Gramsci en la Universidad, a fines de los noventa.  Sus conceptos de "Hegemonía", "Subalternidad" y "Bloque histórico" fueron revisados posiblemente en clases de Ciencias políticas y también durante los cursos de la Teoría marxista.

    Lo novedoso del punto, es que más allá de lo formal, tenía compañeros de curso y carrera, militantes del autonomismo universitario, que lo leían como si buscasen una joya apropiada al momento político que vivíamos.  Eran los años de finalización de la década de los noventas, se avanzaba -¿o retrocedía? -  en la transición, se acercaba la presidencia de un socialista chileno, y con eso se seguían aumentando las privatizaciones del Estado.

    Por esos días lo leí durante algunas semanas, paralelamente leía varias pensadores marxistas en especial Lenin, Guevara y por supuesto Marx.  De esos autores, debo confesar solo seguí leyendo periódicamente a Marx. Sin embargo, Gramsci de tiempo en tiempo volvía a aparecer.  

    Debo decir además, que en aquellos años de transición, de la Era de "oro" concertacionista, Gramsci tenía para mí (o más bien ciertos lectores de él) un tufillo de socialismo renovado y sus respectivas nostalgias a las noches europeas.  Bueno, los prejuicios son eso, prejuicios. Y a veces no tanto.

"Las veleidades gramscianas eran entonces, en los setenta, propias de los exiliados en Europa, y solo gradualmente convocaron a los chilenos desterrados en América Latina.  En el caso de los socialistas chilenos, la discusión de los temas gramscianos, por así llamarlos, tuvo un impulso abierto a propósito de la división socialista de 1979, de la formación de la Convergencia socialista y de la consolidación de aquello que se conoce como "renovación socialista". (Jorge Arrate, 2011).



    Bueno, como lo plantea en la cita, Jorge Arrate algo de eso sabía.  O como lo precisa él: hay un uso, una cuartada en las lecturas de Gramsci, el de las grandes alianzas en búsqueda de la hegemonía cultural. que claro, se sentía mejor que declararse socialdemócrata a secas.

    Ese era mi reparo, pero con los años comprendí, especialmente por el comportamiento político de muchos de estos socialistas (ultra)renovados que, les era propio de sus propios caminos y no de la reflexión de las ideas gramscianas.

    Hoy cuando vuelvo a realizar el ejercicio de leer al pensador italiano y plantear el volver a escribir luego de meses sin hacerlo, regreso a las ideas de Gramsci esta vez discutiéndolo en conjunto con el concepto de campo bourdieuano.  Para cerrar, me quedo con dos palabras muy relacionadas con él: Für ewing (Para la eternidad), y escritas en prisión.

    "Estoy atormentado (éste es un fenómeno propio de los encarcelados, creo) por esta idea:  debería hacer algo "für ewing", según una vieja concepción de Goethe, que recuerdo atormentó mucho a nuestro maestro Pascoli.  Quisiera según un plan preestablecido, ocuparme intensa y sistemáticamente de algún tema que absorba y centralice mi vida interior".

    El Gramsci prisionero tuvo esperanzas en el socialismo y a pesar de su encierro intento construir algo "para la eternidad".  Hoy se conmemoran 86 años, y aunque esa cifra no sea una eternidad, son sin embargo, toda una vida humana... con sus respectivos vicios, pero especialmente con sus virtud.

                                                                    A la memoria de Antonio.


Para otras lecturas breves:

lunes, 14 de noviembre de 2022

Tiempo social y Sociologías del tiempo

 



Introducción

Hace un tiempo desperté con una consulta realizada por mi hijo, una de esas preguntas que nos dejan como al papá de Mafalda, o sea pensativo y taciturno. Él pregunto, ¿qué es el espacio y el tiempo? Y bueno, considerando que mi hijo tiene poco más de siete, se merece una respuesta seria, pero no tan compleja.

Luego de darle unas vueltas, he pensado que el espacio y tiempo son como las dos Columnas del mundo, en la versión de Sansón el Antiguo testamento lo describe de la siguiente forma:

Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida. (Jueces 16: 30-31)

En el caso de las columnas de Hercules, están son descritas: fue el mismo Hércules quien separó los dos montes unidos (Abila y Calpe) como una cordillera continua y que así fue como al Océano, contenido antes por la mole de los montes, se le dio entrada a los lugares que ahora inunda: desde aquí el mar se difunde ya más extensamente y avanzando con gran fuerza recorta las tierras que retroceden y quedan bastante más alejadas.

En ambos mitos, las columnas representas las dos basamentos o estructuras que por una parte sostienen el mundo (la casa de los filisteos) y que limitan el mundo (o el mundo conocido en el caso de la ecúmene).

Por ello, al pensar el espacio y tiempo, las entiendo como la manera en que estructura el mundo, y por otro lado, el aspecto que percibimos de él, o sea, le da forma a aquello que denominamos realidad, aquello que nos rodea mientras nosotros los seres humanos existimos. La realidad del mundo nos llega a nuestro entendimiento a partir de estas dos dimensiones fundantes: el espacio y el tiempo.

Tiempo y espacio son palabras que describen cierta conciencia de mundo, les asignamos el sentido de ejes orientadores, grandes dimensiones desde donde nos “experimentamos” como seres humanos. Estas categorías nos ayudan a ordenar, clasificar, jerarquizar, etc. nuestro entorno, y sin ellas dicho entorno sería incomprensible. Conocemos al mundo y nos conocemos a nosotros a partir de situarnos en un punto del espacio y del tiempo. Hablamos de cercanía y distancias a propósito de nosotros y un entorno, y un antes y un después de acuerdo a algún tipo de experiencia. Sin ellos, cualquier análisis de social no tendría sentido. Este texto busca reflexionar sobre el primero de ellos, sin embargo, se entiende que es imposible pensar el tiempo social sin la condición espacial.

Todos más o menos podemos llegar al acuerdo que la dimensión temporal es fundamental para la comprensión de los fenómenos humanos y la percepción del tiempo (social), su conteo y registros es efectivamente importantísimo en la vida actual. Vivimos regido por relojes que cuentan nuestro tiempo productivo, pero también nuestro tiempo de ocio. Sin ese equilibrio temporal entre el producir-reproducir-y no producir, nuestra existencia seria incoherente. Por lo mismo, la necesidad de contar con una sociología del tiempo es relevante y eso se expresa en una bibliografía en expansión. Uno de los grandes tópicos actuales es la Aceleración social, o sea como se acentúa la velocidad de los tiempos en el mundo productivo y también en el mundo cotidiano, la complejidad en las rutinas sociales en las ciudades modernas y los efectos en la vida de las personas.

Por solo dar un ejemplo, actualmente y desde hace unos años, en Chile se viene discutiendo una innovación en materia de legislación laboral, la disminución de la jornada de trabajo de 45 a 40 hrs. Dicha discusión ha traído mucho ruido, y los distintos sectores han visualizado beneficios y también perjuicios. Sobre el proyecto, la ministra del Trabajo, Jeanette Jara, indica que este proyecto, si se implementa, podría potenciar "la motivación al interior de la empresa y hace más compatible la vida laboral con la vida familiar".

La Sociología del tiempo o más bien las sociologías del tiempo, son un área de la sociología desde hace décadas. Sin pretensiones de hacer un esbozo fundacional, el texto de Norbert Elías “Sobre el tiempo” de 1984 es un muy buen paso inicial. Intelectuales como Hartmut Rosa han aportado a la reflexión actual asociando al problema del tiempo la cuestión de la alienación; en español han puesto su grano de arena el español Josetxo Beriain y el argentino Javier Auyero diversificando la discusión. Hay que reconocer que el Tiempo se ha vuelto un tópico de amplia discusión interdisciplinaria, y existen destacadas obras sobre el tema desde la filosofía, la psicología o la antropología.

La sociología del tiempo forma parte de la sociología cuyo campo de estudio es la temporalidad humana como fenómeno social, cultural e histórico, la problemática de como el transcurrir del tiempo no es solo aquello que entendemos como un fenómeno de la “naturaleza” sino la relación social que tenemos con el tiempo y las consecuencias prácticas e imaginarias que tienen en la vida personal y también social.

lo que podemos llamar la ‘sociología del tiempo’ supone una gama amplia de estudios sobre las causas y consecuencias de fenómenos temporales al interior de las sociedades actuales que van desde los análisis más generales de la experiencia temporal ‘moderna-occidental’, así como a estudios más concretos sobre las distintas formas que esta experiencia adopta.

O sea, se busca investigar las percepciones sobre el tiempo social, la forma en como las personas usan y distribuyen sus jornadas y el rol central que tiene el tiempo en las sociedades contemporáneas de forma tal que las distintas estructuras sociales como el trabajo, la escuela, la familia, etc. se van moldeando ante los imperativos de la aceleración social con impactos en la calidad vida de las personas y el mejoramiento del bienestar colectivo. Por lo mismo, una sociología del tiempo reflexionar sobre los cambios en la cultura orientados por una ideología aceleracionista (time is money) y las diferencias que surgen de ello en distintos tipos de sociedades.

Por último, el tiempo es omnipresente y direcciona nuestro movimiento como sociedad hacia un confuso futuro, lleno de imágenes apocalípticas o del desastre. ¿Hacia dónde va Latinoamérica en todo este contexto temporal? ¿los tiempos sociales en el contexto de nuestras culturales son semejantes a los europeos? ¿cómo le afecta el aceleracionismo a la infancia del sur del mundo? esas son en parte las reflexiones de esta novel subdisciplina.




Para reflexionar: Estas imágenes se tomaron el 2022 en la sureña ciudad de Chillán, en Chile.











domingo, 28 de febrero de 2021

El mural es feo o ¿Y qué es el Arte?


“En la época de la reproducción técnica de la obra de arte lo que se atrofia es el aura de ésta. El proceso es sintomático; su significación señala por encima del ámbito artístico. Conforme a una formulación general: la técnica reproductiva desvincula lo reproducido del ámbito de la tradición. Al multiplicar las reproducciones pone su presencia masiva en el lugar de una presencia irrepetible” (Walter Benjamín).


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El arte como expresión humana nos acompaña desde las cavernas, donde los primeros seres humanos se manifestaron a través de imágenes, que representaban experiencias de sus vidas cotidianas.  Con el tiempo el arte se transformó en algo cada vez más complejo y eso implicó un grado de especialización propio del desarrollo civilizatorio. Así es que aparecen expresiones artísticas en todo el mundo antiguo, con joyas diversas nos dejaron los griegos, los romanos, egipcios y también los americanos.  Hoy entendemos a las “artes” como un conjunto de disciplinas variadas, aunque en primer término la relacionamos con la pintura.

El arte es lo propio del ser humano, es lo opuesto a la naturaleza que históricamente se le reconoció un solo creador, Dios. Con el tiempo el concepto se utiliza especialmente para referirse a las grandes obras, las bellas artes.  Hablar de arte supone hablar de expresividad, por lo mismo el arte se proyecta desde el artista hacía una audiencia y viceversa. El arte es un acto comunicativo, lo que permite que la gente se identifique con el arte y lo apropie, incluso lo resignifique.

Las reglas que permiten identificar “que es arte de lo que no es" ha sido una larga discusión, más aún con el cada vez menos figurativo arte contemporáneo. Si en el arte representacional lo que se buscaba era una mirada naturalista de la realidad, el arte abstracto rehuye de la realidad en su forma tradicional.  

Con todo lo anterior podemos decir que el Arte es social, por que tiene una función dentro de la sociedad. Darle expresión a un tiempo en una sociedad en particular, por ejemplo, permite acercarnos a los Imaginarios de una cultura en específico (Ver el arte de los pueblos antiguos en su particularidad nos permite explorar esos imaginarios).  Así también en algunas épocas ha permitido darle una voz política a ciertos sectores sociales y por lo mismo ha estado muy ligado a movimientos políticos.


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En febrero de 2021 se vivió una polémica en el mundo del arte, cuestiones que en Chile son muy escasas y que además tienen muy poco difusión, sin embargo, está si tuvo eco en aquel verano. Es el caso del mural que pintó Mom Laferte, más bien conocida por sus trabajos musicales. Algunos despiadados comentarios indicaban que “El mural es feo”, y por lo mismo se levantó una discusión que iba desde lo estético hacia lo político.  Esos días, se repitió la vieja pregunta ¿qué es arte? ¿qué es lo bello? ¿y lo expresado por la artista fue polémico o crítico?

Habría que encuadrar lo realizado por Mom Laferte en el contexto del Kitsch, el Low brow y el deconstruccionismo.  Todo lo anterior para hacer referencia a una ruptura con el arte academicista, esteticista y moderno.  O sea, se trata de hacer un arte posmoderno.

El concepto Low brow (o mal gusto) aparece como lo opuesto al High brow (un arte elevado, muy intelectual).  Si observamos los murales nos muestran un aire infantil, con cierta ingenuidad, pero con un toque perturbador, dado que es excesivo, muy barroco.  De hecho la temática, la menstruación, sigue siendo un tema tabú en latinoamérica.  

Los trabajos de Laferte nos recuerdan las pinturas de Violeta Parra y por cierto hay un aire Frida Kahlo. Y allí es donde vemos como la imagen de esta última ha sido mercantilizada hasta el hartazgo.  Así como la imagen del rostro del Che Guevara ha sido multiplicada por el capitalismo, las obras de Frida se pueden encontrar en la portada de un cuaderno, como estampa en una taza de café y claro, también en una polera.  O sea, para comprender el Arte Contemporáneo, hay que reflexionar el Arte en tiempos de la reproductibilidad técnica, como lo diría Walter Benjamín.

¿Cual es la función del Arte contemporáneo? ¿es sólo entonces un producto del mercado del Arte, o sea una mercancía aún más fetichizada? ¿Y entonces, eso significa que no contiene motivaciones políticas? ¿O al contrario tiene un fuerte contenido ideológico?




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En primer término, el concepto Arte contemporáneo se refiere al arte actual, y se utiliza más o menos desde 1960 en adelante para englobar muy varias  formas pictóricas, escultóricas, etc. además de diversas técnicas materiales.  Por ejemplo, en el arte conceptual cuestiona las convencionalidades del mundo artístico, desde la función del pintor y el rol del espectador. Joseph Kosuth escribió: “el valor de los artistas posteriores a Duchamp se puede estimar en función de hasta qué punto han cuestionado la naturaleza del arte”.  Si bien, la figura humana seguirá estando presente en el mundo contemporáneo, la representación visual busca espacios más oníricos y simbólicos.  Es así cómo podemos entender el cuerpo humano en las obras de un Botero, un Guayasamín o más actualmente en el performance.

En síntesis, el Arte contemporáneo es ecléctico y de masas, y con ello proclama además la hibridez de estilos y técnicas.  Eso viene a desmontar con furia, la institucionalidad del arte, sus convenciones y por lo mismo desdibuja los límites de lo que es y no es arte, y que sin embargo, se ajusta y se ordena en gran parte al imperativo que caracteriza nuestras sociedades, el dinero.  El arte se vende, y a muy buen precio.  Ante el espíritu rupturista de la obra y su productor, el mercado del arte doméstica (¿o no?)  y pone en circulación la obra como mercancía.  Además, las obras artísticas influyen a arquitectos, publicistas, diseñadores industriales y diseñadores de vestuario, y también a los medios de comunicación en general,  y el sentido estético contemporáneo actúa en distintos planos en la ciudades, pero siempre en forma de mercancía.


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¿Y entonces qué demonios es el arte? Bueno, es difícil conseguir una respuesta sin tanta vuelta, pero tenemos algunas opiniones más acotadas de que “no es arte”. Veamos la opinión del español Antonio García Villarán que en 2019 publicó su libro “El arte de no tener talento”.  García Villarán levanta un verdadero manifiesto contra lo que él denomina el “Hamparte” o sea, plantea desde un punto de vista crítico la validez de los criterios actuales para encumbrar a autores y sus obras al tan preciado sitial del “artista” y del “arte”. O sea, Hamparte se refiere a todo aquello que no es arte, pero que de una u otra manera la sociedad intenta vendernos como si lo fuera. De hecho el concepto nace de la unión de “Hampa” y “Arte”. 

“Hampa más arte define un conjunto de baja condición espiritual y ética unidos en sociedad y que, según mi criterio, cometen todo tipo de delitos artísticos y usan una jerga que nos hace parecer a los demás ignorantes” (Antonio GarcíaVillarán, 2019).


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Como se podrán imaginar en este espacio no buscamos resolver lo que es arte, sino más bien polemizar con las teorías que circulan.  A lo menos presentar algunas piezas sobre dicho problema y dejar sobre la mesa alguna que otra opinión al respecto.  Porque, ¿basta un marco o un pedestal para que la obra se constituya en arte? ¿O es la relación social que se genera sobre ella la que constituye tal denominación? ¿es la técnica, es la mirada incisiva de la sociedad, o el acto de hacer sentir y pensar? Quizás sean todas esas propuestas reunidas las que lo constituyen.  Como cierre dejaré una última opinión: 


El arte es un concepto refutable.  No se trata solo de que la gente pueda discrepar sobre si una obra artística es buena o significativa.  Aunque todos la admiremos, podemos discrepar sobre las razones que nos animan a disfrutarla o el modo en que debería contemplarse.  Pero esto no tiene que causarnos ningún problema. Como las personas, las obras de arte son complejas.  Sería espantoso que todo el mundo coincidiera en determinar cuál es la valía de la naturaleza de cada ser.  Tanto el kitsch como el academicismo intentan poner fin a la discusión; el kitsch encuadrando la obra de arte en el sentimentalismo y los clichés; el academicismo, por su parte, diseccionándola en el marco de un discurso sistemático (Andre Brighton, 2007).


Lo demás lo dejamos al ojo del observador.


martes, 4 de agosto de 2020

De luces y sombras: La modernidad ilustrada.


Verdad

Donde se ha impuesto una verdad, la llamada verdad absoluta, está se constituye como un gran edificio, una torre o una pirámide.  La verdad es templo luminoso, sin embargo, detrás de sí queda la sombra, la oscuridad de la intolerancia, el dogmatismo y la ignorancia.

Durante la historia de la Humanidad se han levantado templos a muchas verdades, ya sean los Dioses, los Emperadores o Reyes, la Razón o la Ciencia, el Hombre o la Naturaleza, todas ellas si se constituyen como “La Verdad”, están unidas a los espectros.

La verdad absoluta es el mejor llamado a la guerra, ¿Cuántos hombres han muerto por el amor a Dios o a la Libertad? ¿Cuánto engaño hay contenido en esas dos palabras? ¿qué mayor paradoja que luchar por la vida con armas de muerte?

El Ser humano es paradójico, ¿qué duda cabe? Hace alabanzas al amor, la vida, la amistad y actúa claramente en su contra.  ¿Cómo atreverse a hablar de defensa de la vida, si se negocia con ella? ¿Cómo habrá vida en el futuro si hipotecamos los recursos básicos que la sustentan?

 

Fe

Si la Fe cristiana es una Verdad, la Inquisición, la Intolerancia religiosa, su afán de poder mundano, y actualmente, la pedofilia, son su sombra.  La trastienda de toda verdad luminosa nos oculta a los ojos lo que se ensombrece.  “Amaos los unos a los otros, como yo los he amado”. Mientras las guerras religiosas demostraron ser muy letales.  No podemos olvidar como los cruzados se comprometieron con fiereza con la guerra y la muerte, y con la misma fuerza encontraron a los pueblos del islam tan dispuestos como los cristianos a desarrollar una guerra santa.

 

Ilustración

Entonces, ¿Cuáles son las sombras de nuestros tiempos? ¿Qué es lo que no vemos gracias a los destellos de ese templo llamado modernidad ilustrada? ¿Qué nos oculta tanta invocación a la Razón y el Progreso?

En primer lugar, habría que decir que en las sombras ha quedado reducida la Naturaleza.  En un amplio sentido, ella se ha simplificado a el entorno o medioambiente, a mero instrumento de desarrollo, la “Gran Obra” se ha convertido en algo explotar, a despojar, claro todo por un “bien superior”, los bienes y las mercancías.  Así, el hombre -en el sentido de especie, pero también como género- ha buscado ejercer el dominio de la Naturaleza. Esta última seria una invención de la modernidad donde ella es vista como lo opuesto a la Cultura -en sentido estricto, como lo opuesto al sentido occidental de cultura- y siendo el “Otro”, puede ser igualado a los “otros” que produce la racionalidad eurocéntrica.

En segundo lugar, la concepción del Hombre es acentuada bajo eso que hemos llamado “Antropocentrismo”.  Un nuevo individuo emerge desde la comunidad y poco a poco se va desembarazando de ella, cristalizando un “yo” exclusivo que busca distinguirse del grupo.  Este sujeto moderno es caracterizado por un individualismo que se aleja de las tradiciones del pasado y deposita sus esperanzas en el porvenir.  Gracias a ello nace el aventurero, el inventor y el emprendedor, todo lo alabado por el mundo moderno.  Sin embargo, esta descripción sería insuficiente sin llegar a uno de sus aspectos centrales. De los principales argumentos filosóficos y no menos de las condiciones materiales de la vida, emerge el “Homo oeconomicus”, que también es un reduccionismo de lo Humano, él cual provisto de la razón -razón con ajuste a fines- toma a la Naturaleza y la convierte en el punto de partida del proceso productivo, mera materia prima para la fabricación de bienes.  Detrás de sí, al sólo pensar en los fines y no en los medios, queda la contaminación, la degradación ambiental, el extractivismo de las corporaciones.  La racionalidad del “Homo oeconomicus” es también la llamada elección racional y los actos humanos son visualizados como los de un egoísta que es movilizado solo por su propio punto de vista.

En tercer y ultimo lugar, la comunidad tradicional y rural muta en la sociedad moderna y urbana.  La ciudad se convierte en el espacio de lo humano viéndose a sí misma como el bastión de la Cultura, esa que se iguala con Civilización.  Ya desde fines de la Edad Media la Urbe se irá desarrollando y concentrando diversos procesos sociales.  Si en la ciudad se expresa la Civilización de ella también emana la Fe, la Política, el Saber y la Moral.  Fuera de la ciudad reina el caos, el paganismo, la ignorancia y la indecencia.  Los valores civilizadores nacen de la metrópolis y buscan iluminar con sus verdades lo que se encuentra más allá de sus confines.

 

Der Aufklärung o la mayoría de edad de los hombres.

Immanuel Kant en un breve articulo de 1784 va a entregarnos la definición clásica de Ilustración:

La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad.  La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude!

 

                En esta definición se ha expresado la llegada de la mayoría de edad de los hombres, y por lo tanto el paso de infancia a la adultez. El uso de la razón sería de decisivo para ser todo un Hombre, sin embargo, sea por cobardía o pereza la mayoría de las gentes han optado por seguir su rol de pupilo y depender de otros.   Por lo mismo los hombres deben alcanzar la libertad, quizás la más importante sea la libertad para razonar.  Y con ello asumir los riesgos que lleva en sí este proceso de depender de su propia razón, que teniendo peligros es mejor a ser un siervo de otros.  Hay aquí un poco de la Caverna de Platón y por cierto hay algo de ambas en la contemporánea cinta de las hermanas Wachowski -The Matrix- al elegir las píldoras de colores.

                ¿Es solo por pereza y cobardía que la humanidad no se gobierna a sí mismo? ¿Hay demasiado voluntarismo en la tesis ilustrada de Kant? ¿Libertad y razón se pueden igualar?  Bueno, lo que encontramos aquí son los argumentos propios del liberalismo que emergería con los preceptos de la Ilustración. Sin embargo, la libertad no es tan simple pues aquellos que actúan como tutores de la Humanidad en el texto de Kant -ya sean los religiosos, los militares, los burócratas, los expertos, o los señores- no están tan deseosos que los hombres se liberen de sus cadenas.  Aplicando a Hegel, la dialéctica del Amo y el esclavo aún está entre nosotros, en la forma de lucha de clases, luchas raciales, luchas de género y otras tantas.

                ¿Es posible un mundo guiado por la razón? ¿es acaso deseable? A mi entender no, por lo menos desde un punto de vista único e instrumental, pues el hombre como pura razón, es un idealismo, no corresponde a la realidad, ya que finalmente los seres humanos somos emocionales.  Tal como lo diría Humberto Maturana, en lo fundamental, somos individuos emocionales, que buscamos validar racionalmente nuestras emociones. 

                Con la premisa del “imperio de la razón”, la ilustración devino en destrucción y guerra, uno de nuestros ideales más bellos, la el de pensar, derivó en una de las formas más avanzadas de la aniquilación.  El ciclo ilustrado se cierra con un mundo en crisis: La caída de la Bolsa de Wall Street  (crisis económica); la inviabilidad de la Sociedad de Naciones como garante de la Paz (crisis política) y el advenimiento del totalitarismo (crisis valórica).  La primera mitad del siglo XX trajo las sombras a primera fila, y la Guerra sobrevino ante la caída de la paz.  No podemos entender la Modernidad occidental sin el Holocausto, pero tampoco sin el exterminio indígena en América. Son los efectos colaterales del surgimiento de Occidente engendrando sus propios demonios: imperialismo, nacionalismo, fascismos; supremacías raciales, etc.  Hoy nuevamente, las sombras se ciernen sobre nosotros, con una Europa muy gastada, y con Estados Unidos dirigido por quizás  el peor de sus presidentes.  Recordando a Francisco Goya, ¡Los sueños de la razón producen monstruos!