“En la época de la reproducción técnica de la obra de arte lo que se atrofia es el aura de ésta. El proceso es sintomático; su significación señala por encima del ámbito artístico. Conforme a una formulación general: la técnica reproductiva desvincula lo reproducido del ámbito de la tradición. Al multiplicar las reproducciones pone su presencia masiva en el lugar de una presencia irrepetible” (Walter Benjamín).
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El arte como expresión humana nos acompaña desde las cavernas, donde los primeros seres humanos se manifestaron a través de imágenes, que representaban experiencias de sus vidas cotidianas. Con el tiempo el arte se transformó en algo cada vez más complejo y eso implicó un grado de especialización propio del desarrollo civilizatorio. Así es que aparecen expresiones artísticas en todo el mundo antiguo, con joyas diversas nos dejaron los griegos, los romanos, egipcios y también los americanos. Hoy entendemos a las “artes” como un conjunto de disciplinas variadas, aunque en primer término la relacionamos con la pintura.
El arte es lo propio del ser humano, es lo opuesto a la naturaleza que históricamente se le reconoció un solo creador, Dios. Con el tiempo el concepto se utiliza especialmente para referirse a las grandes obras, las bellas artes. Hablar de arte supone hablar de expresividad, por lo mismo el arte se proyecta desde el artista hacía una audiencia y viceversa. El arte es un acto comunicativo, lo que permite que la gente se identifique con el arte y lo apropie, incluso lo resignifique.
Las reglas que permiten identificar “que es arte de lo que no es" ha sido una larga discusión, más aún con el cada vez menos figurativo arte contemporáneo. Si en el arte representacional lo que se buscaba era una mirada naturalista de la realidad, el arte abstracto rehuye de la realidad en su forma tradicional.
Con todo lo anterior podemos decir que el Arte es social, por que tiene una función dentro de la sociedad. Darle expresión a un tiempo en una sociedad en particular, por ejemplo, permite acercarnos a los Imaginarios de una cultura en específico (Ver el arte de los pueblos antiguos en su particularidad nos permite explorar esos imaginarios). Así también en algunas épocas ha permitido darle una voz política a ciertos sectores sociales y por lo mismo ha estado muy ligado a movimientos políticos.
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En febrero de 2021 se vivió una polémica en el mundo del arte, cuestiones que en Chile son muy escasas y que además tienen muy poco difusión, sin embargo, está si tuvo eco en aquel verano. Es el caso del mural que pintó Mom Laferte, más bien conocida por sus trabajos musicales. Algunos despiadados comentarios indicaban que “El mural es feo”, y por lo mismo se levantó una discusión que iba desde lo estético hacia lo político. Esos días, se repitió la vieja pregunta ¿qué es arte? ¿qué es lo bello? ¿y lo expresado por la artista fue polémico o crítico?
Habría que encuadrar lo realizado por Mom Laferte en el contexto del Kitsch, el Low brow y el deconstruccionismo. Todo lo anterior para hacer referencia a una ruptura con el arte academicista, esteticista y moderno. O sea, se trata de hacer un arte posmoderno.
El concepto Low brow (o mal gusto) aparece como lo opuesto al High brow (un arte elevado, muy intelectual). Si observamos los murales nos muestran un aire infantil, con cierta ingenuidad, pero con un toque perturbador, dado que es excesivo, muy barroco. De hecho la temática, la menstruación, sigue siendo un tema tabú en latinoamérica.
Los trabajos de Laferte nos recuerdan las pinturas de Violeta Parra y por cierto hay un aire Frida Kahlo. Y allí es donde vemos como la imagen de esta última ha sido mercantilizada hasta el hartazgo. Así como la imagen del rostro del Che Guevara ha sido multiplicada por el capitalismo, las obras de Frida se pueden encontrar en la portada de un cuaderno, como estampa en una taza de café y claro, también en una polera. O sea, para comprender el Arte Contemporáneo, hay que reflexionar el Arte en tiempos de la reproductibilidad técnica, como lo diría Walter Benjamín.
¿Cual es la función del Arte contemporáneo? ¿es sólo entonces un producto del mercado del Arte, o sea una mercancía aún más fetichizada? ¿Y entonces, eso significa que no contiene motivaciones políticas? ¿O al contrario tiene un fuerte contenido ideológico?
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En primer término, el concepto Arte contemporáneo se refiere al arte actual, y se utiliza más o menos desde 1960 en adelante para englobar muy varias formas pictóricas, escultóricas, etc. además de diversas técnicas materiales. Por ejemplo, en el arte conceptual cuestiona las convencionalidades del mundo artístico, desde la función del pintor y el rol del espectador. Joseph Kosuth escribió: “el valor de los artistas posteriores a Duchamp se puede estimar en función de hasta qué punto han cuestionado la naturaleza del arte”. Si bien, la figura humana seguirá estando presente en el mundo contemporáneo, la representación visual busca espacios más oníricos y simbólicos. Es así cómo podemos entender el cuerpo humano en las obras de un Botero, un Guayasamín o más actualmente en el performance.
En síntesis, el Arte contemporáneo es ecléctico y de masas, y con ello proclama además la hibridez de estilos y técnicas. Eso viene a desmontar con furia, la institucionalidad del arte, sus convenciones y por lo mismo desdibuja los límites de lo que es y no es arte, y que sin embargo, se ajusta y se ordena en gran parte al imperativo que caracteriza nuestras sociedades, el dinero. El arte se vende, y a muy buen precio. Ante el espíritu rupturista de la obra y su productor, el mercado del arte doméstica (¿o no?) y pone en circulación la obra como mercancía. Además, las obras artísticas influyen a arquitectos, publicistas, diseñadores industriales y diseñadores de vestuario, y también a los medios de comunicación en general, y el sentido estético contemporáneo actúa en distintos planos en la ciudades, pero siempre en forma de mercancía.
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¿Y entonces qué demonios es el arte? Bueno, es difícil conseguir una respuesta sin tanta vuelta, pero tenemos algunas opiniones más acotadas de que “no es arte”. Veamos la opinión del español Antonio García Villarán que en 2019 publicó su libro “El arte de no tener talento”. García Villarán levanta un verdadero manifiesto contra lo que él denomina el “Hamparte” o sea, plantea desde un punto de vista crítico la validez de los criterios actuales para encumbrar a autores y sus obras al tan preciado sitial del “artista” y del “arte”. O sea, Hamparte se refiere a todo aquello que no es arte, pero que de una u otra manera la sociedad intenta vendernos como si lo fuera. De hecho el concepto nace de la unión de “Hampa” y “Arte”.
“Hampa más arte define un conjunto de baja condición espiritual y ética unidos en sociedad y que, según mi criterio, cometen todo tipo de delitos artísticos y usan una jerga que nos hace parecer a los demás ignorantes” (Antonio GarcíaVillarán, 2019).
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Como se podrán imaginar en este espacio no buscamos resolver lo que es arte, sino más bien polemizar con las teorías que circulan. A lo menos presentar algunas piezas sobre dicho problema y dejar sobre la mesa alguna que otra opinión al respecto. Porque, ¿basta un marco o un pedestal para que la obra se constituya en arte? ¿O es la relación social que se genera sobre ella la que constituye tal denominación? ¿es la técnica, es la mirada incisiva de la sociedad, o el acto de hacer sentir y pensar? Quizás sean todas esas propuestas reunidas las que lo constituyen. Como cierre dejaré una última opinión:
El arte es un concepto refutable. No se trata solo de que la gente pueda discrepar sobre si una obra artística es buena o significativa. Aunque todos la admiremos, podemos discrepar sobre las razones que nos animan a disfrutarla o el modo en que debería contemplarse. Pero esto no tiene que causarnos ningún problema. Como las personas, las obras de arte son complejas. Sería espantoso que todo el mundo coincidiera en determinar cuál es la valía de la naturaleza de cada ser. Tanto el kitsch como el academicismo intentan poner fin a la discusión; el kitsch encuadrando la obra de arte en el sentimentalismo y los clichés; el academicismo, por su parte, diseccionándola en el marco de un discurso sistemático (Andre Brighton, 2007).
Lo demás lo dejamos al ojo del observador.